Todo marchaba sin contratiempos en la planificación de las hermanas Monserrat (18 años) y Maite Urrutia (15), deportistas de gimnasia rítmica, quienes desde diciembre de 2019 estaban viajando a Italia para perfeccionarse en ASU Udinese, uno de los cuatro centros de alto rendimiento que hay en el país de la bota para esa disciplina. La primera impresión que dejaron fue muy positiva, logrando que Spela Draga, entrenadora de la campeona nacional italiana y clasificada a Tokio, Alexandra Agiurgiuculese, las convocara nuevamente a entrenar con ella luego de un descanso por navidad y año nuevo.

A comienzos de enero volvieron a viajar, siempre teniendo en mente que su preparación apuntaba a entrar en el equipo del Team Chile de gimnasia que viajaría en mayo al Panamericano específico en Estados Unidos. “Hicieron una muy buena pretemporada, y además pudieron competir en tres campeonatos que se hicieron en Venecia, Milán y el mismo Udine, con grandes resultados. A fines de enero volvieron a Chile para el primer selectivo de la federación, quedando Monserrat como vice campeona y Maite en un destacado sexto lugar, considerando que es primera vez que compite en categoría senior”, explica Claudia Huerta, entrenadora de las hermanas Urrutia.

Tras el primer control regresaron otra vez a Italia, para seguir entrenando y con la vista puesta en varios campeonatos europeos en el mes de marzo, incluyendo un Grand Prix en Croacia, todo antes del selectivo final para integrar la selección nacional. Pero la pandemia del Covid-19 truncaría esos planes y su viaje se vería acortado drásticamente. O eso pensaron ellas, cuando decidieron volver a Chile. Pero la realidad sería otra: no pudieron conseguir un vuelo para salir de Europa, y debieron quedarse en Udine hasta esta semana, cuando llegaron a Chile ayudadas por las gestiones del Comité Olímpico de Chile, el Ministerio del Deporte y de la Federación Nacional de Gimnasia de Chile.

“Imagínate que tenían que volver a principios de marzo. Cancelaron seis veces su vuelo de regreso, hasta que esa suspensión se hizo por un tiempo indeterminado. Pero la gente del club se portó maravilloso con ellas, las cuidaron como si fueran sus hijas, hasta estuvieron viviendo en la casa de la entrenadora. Estaremos eternamente agradecidos”, dice Marcela Guajardo, madre de las deportistas, quienes incluso aparecieron en la prensa local de Udine por la imposibilidad de volver a Chile y su nuevo régimen de invitadas.

“Tuvimos que hacer un cambio muy grande de mentalidad, porque algo que podría haber sido negativo o triste, como estar lejos de la familia y que el viaje se nos alargara, lo transformamos en algo positivo y que nos dejó una gran experiencia deportiva y de vida. Fue una aprendizaje gigante.”, concluye Monserrat, la mayor de las deportistas.